Hay una temática común a muchos de tus cuentos que es "el coraje". ¿Sentís que es la mayor de las virtudes? ¿Cómo relacionas el tema de la valentía con la posibilidad de la utopía? ¿No nos animamos a perseguir la utopía?
Utopía es un concepto que se volvió variable de marketing, y como tal, está reñido con lo colectivo. Además, la utopía se volvió totalmente mensurable a escala humana: pasa por uno, y son pequeñeces. En nuestros cuentos planteamos que la utopía debe permanecer en el terreno de lo colectivo. Y para eso hay que ser valiente. Creo que ese es el punto de la mayoría de nuestros cuentos: la valentía es individual pero en pos de una utopía colectiva, y donde la valentía justamente la tenemos todos, no es algo de elegidos, de loquitos o de suicidas.
En muchos autores hay un desprecio por lo popular, en otros, como contra-propuesta hay una exacerbación de la estética campechana. Vos sabés caminar en esa estrecha cornisa con cierta elegancia. ¿Cómo sentís que es el acercamiento a lo popular desde la ciencia ficción que intentás en Los días más felices?
El universo que proponemos en LDMF no tiene ese problema, que sí presentan otros intentos de ficción o de fantasía en Argentina. Por razones que desconozco (es decir, que conozco muy bien) la narrativa argentina, incluso (y sobre todo) la audiovisual, supone un componente identitario “nuestro”, que es la chantada, lo turbio, lo que implique timos, avivadas… Y lo popular para muchos es eso: gente ruín, situaciones donde zafa el más vivo, y que esto implique cagar al otro. En estos cuentos al menos propongo otra cosa: lo popular no es bajeza ni vileza, sino un código compartido por un pueblo, por un colectivo, y donde la avivada y la chantada no tienen lugar como rasgo identitario.
¿Los Avengers serían argentinos en el mundo de Los días más felices?
Probablemente, pero también sus enemigos lo serían. El universo que proponen los superhéroes tiene que ver con una merma en las cualidades de nosotros primero como individuos y luego actuando colectivamente. Por nuestra falla, por nuestra debilidad, por nuestra incapacidad, es que hay superhéroes, que son los que nos salvan. En una sociedad donde todos, o muchos, tuviéramos ciertos valores, como la valentía de la que hablábamos al principio, no habría necesidad de traer superhéroes desde la ficción.
Perón tuvo siempre un discurso aunador. Vos tenés un estilo confrontativo. Pero ponés la misma pasión en demostrar admiración ¿Sentís que provocás para filtrar a tus lectores y separar la paja del trigo o es un recurso para elevar el nivel del diálogo? ¿Se te puede convencer de ideas nuevas?
Es que las ideas siempre son nuevas. La idea que envejece dejó de ser una idea para pasar a ser un standard de conducta, un mito, una leyenda. En ese sentido, pero claro que estoy receptivo para las ideas. Si hubiera una manera de elegir a nuestros lectores… Sería maravilloso que estos cuentos caigan “en buenas manos”. Pero si caen en malas malos, lo bueno es que no va a pasar nada.
¿Cómo definís la "argentinidad"? Si el mundo de Los días más felices es tan distinto del nuestro ¿Sentís que comparten características estas dos "argentinidades"? ¿Es lo mismo ser argentino aquí que en LDMF?
Hoy, argentinidad también es un concepto que adoptó el marketing, primero para bajarle el precio y segundo para poder ofrecer productos que tengan que ver con ese concepto. Visto así, argentinidad es ansias de figurar, hablar por boca de ganso, creerse poca cosa pero por culpa de alguien más, y en definitiva, lo que Jauretche definía como autodenigración. Argentinidad es hoy una negación de lo propio, atada a una subestimación cuando no de un desprecio por lo propio, y así después van y votan… Es muy difícil pretender que un pueblo que se ve a sí mismo de esta manera tenga cierta claridad como para entender cosas más complejas. El universo LDMF propone otra clase de argentinidad, ajena a estas categorías que los medios masivos aman difundir.
¿Cómo ves al arte argentino? ¿Te sentís representado por nuestro cine? ¿Hay lugar para la ciencia ficción en el cine argentino?
No. No me siento representado para nada, salvo casos muy aislados, o que ya quedaron muy atrás en el tiempo. La ciencia ficción no es, como los medios se encargan de difundir, explosiones y naves espaciales (solamente). Se puede hacer ciencia ficción con mínimos elementos, y películas como Coherence lo demuestran. Pero puntualmente el cine argentino está muy orientado a mostrarnos cómo alguien caga a alguien porque somos todos cagadores y esa es la que va. Es cine de cagadores, para cagadores. Quizás por ahí hay que empezar a responder la eterna pregunta de por qué el público mayoritariamente no elige al cine argentino.
¿Cuáles son tus planes para el futuro del proyecto?
LDMF es una humilde selección de cuentos, pero yo sueño con que además sea una semilla que germine y muestre lo que nos perdimos, lo que podemos recuperar, y en base a ello, que pueda resultar inspirador para una nueva generación de lectores, o una bocanada de aire fresco para viejos lectores desencantados con el derrotero de la narrativa argentina. Redondeando un concepto expuesto más arriba, si la narrativa es un espejo que nos devuelve una imagen tristísima de nosotros como argentinos, y de Argentina en general, LDMF es otra clase de espejo. El que se pare delante de LDMF y se vea a sí mismo, verá esperanza.